Festividad el 27 de Junio
El misterio de los iconos
Los iconos
nos vienen de Oriente: de Bizancio o de su imperio. La iconografía
bizantina es un arte sagrado basado no sólo en criterios estéticos,
sino sobre todo, místicos. Los iconos orientales no son meras
imágenes pintadas o esculpidas para fomentar la piedad popular
o para adornar la casa. Son verdaderos objetos de culto, una presencia
invisible, pero real, a quien invocar y ante la que podemos rezar.
El pintor de iconos quiere ser un artista inspirado, un intérprete
del Espíritu Santo, más que un artista técnicamente
perfecto. Pretende crear una atmósfera espiritual y mística
y sumergirnos en ella, transmitir un mensaje religioso, al desvelar
una faceta de algún misterio de Cristo, de la Virgen o de algún
santo. Por eso, antes de realizar su obra, se entrega seriamente al
ayuno y a la meditación.
Algún autor se atreve a llamar al icono ‘sacramento’,
en cuanto signo eficaz de una presencia que se ofrece al creyente
en la medida de la acogida que le dispense. La finalidad del icono
es despertar en el espíritu del que lo contempla inspiraciones
y sentimientos divinos, que nos acerquen más a Dios y a la
Virgen. Hacernos perceptible y cercano lo invisible y espiritual:
ésa es su misión.
Qué
representa nuestro icono
Es un icono
representativo de la Theotokos, de la Madre de Dios con su
Hijo, ya crecido, en brazos. Según el papel que ejerce la Virgen
en la salvación de los hombres, se suele distinguir tres categorías
de iconos marianos:
- La Virgen que enseña el camino: ‘Hodigitria’.
- La Virgen de la ternura: ‘Eleusa’.
- La Virgen de la Pasión: ‘Strastnaia’.
¿Quién no percibe a simple vista en nuestro icono del
Perpetuo Socorro este triple mensaje?
Nos muestra el camino hacia Dios, porque María franquea
la puerta al Verbo para que se haga hombre entre los hombres y realice
nuestra redención y abre así a toda la humanidad la
puerta de acceso a la plenitud de vida en Dios. Su mano derecha señala
a Jesús a quien hemos de seguir.
Es Madre de ternura, porque su rostro y sus ojos, aunque
marcados por cierta gravedad, más que tristeza, derraman bondad
y ternura maternales.
Es sobre todo Virgen de la Pasión por la escena que
representa: la visión de su Hijo niño, que se asusta
ante los instrumentos de la Pasión que le presentan los arcángeles
Miguel y Gabriel, mientras Ella amorosamente lo protege entre sus
brazos. Los ángeles como ‘portadores de trofeos’
conectan con el sentido glorioso de la Pasión.
Esta gran riqueza de contenido, convierte a nuestro icono en un pequeño
tratado de Mariología, capaz de colmar tanto las exigencias
de un teólogo como el sentimiento popular del pueblo sencillo.
En
la Ciudad Eterna
1. Un mercader de Creta
roba el icono en una iglesia de la isla.
2. Ante el peligro de naufragio, el mercader ladrón invoca al
icono.
Asomémonos
ahora a la breve historia de esta fuente de bondades y ternura que
es nuestro icono del Perpetuo Socorro.
El primer documento histórico sitúa a nuestra Virgen
repartiendo milagros a finales del siglo XV en la iglesia romana de
San Mateo. Consta que el icono había sido robado de otra iglesia
de Creta por un mercader, que en su viaje a Roma, fue librado de un
inminente naufragio, al invocar al icono que llevaba escondido entre
sus mercancías. Este ‘piadoso’ ladrón tuvo
remordimientos a la hora de su muerte y reveló el secreto al
amigo romano que lo atendía, con el ruego entre lágrimas
de que lo diera para recibir culto en un templo.
El romano, por complacer a su mujer, desoyó la última
voluntad del mercader y las repetidas amonestaciones que la Virgen
le hizo por medio de visiones. “Como no me has querido creer –le dijo al fin la Virgen–, es necesario que
tú salgas primero para que yo pueda encontrar un lugar más
digno”.
Murió el empecinado romano, pero aun así no se doblegó
la voluntad de la viuda.
1. La Virgen se aparece
a una niña de seis años y le revela su nombre y su voluntad.
2. Solemne traslado del icono al templo de San Mateo, confiado a los
frailes de San Agustín.
Fueron necesarios
avisos serios en apariciones a su hija de seis años; en ellos
la Virgen revela su nombre: “Santa María del Perpetuo
Socorro os requiere para que la saquéis de vuestra casa”.
Y también el lugar en que quiere ser venerada: “Entre
Santa María la Mayor y San Juan de Letrán, en una iglesia
dedicada al apóstol San Mateo”. La niña comunicó
el mensaje de la Virgen a su madre. Avisó por fin la viuda
a los agustinos encargados del culto de aquella iglesia, quienes organizaron
el solemne traslado de la imagen. Hubo una gran asistencia de clero
y del pueblo fiel. Ese mismo día la Virgen realizó el
milagro de curar a un paralítico que se encomendó a
Ella.
Y allí fue colocada el 27 de marzo de 1499, fecha que inicia
la etapa romana de la historia milagrosa del icono.
Tres siglos de esplendor y 70 años de olvido
Este pequeño
templo romano de San Mateo estuvo presidido durante tres siglos por
la dulce mirada del Perpetuo Socorro. ¡Quién pudiera
contar las maravillas de afluencia y fervor de los hjios, a los que
respondía siempre la Madre con prodigios y favores espirituales
y materiales!
Pero la invasión napoleónica también entra a
saco en Roma. El general Massena decreta la demolición de treinta
iglesias romanas, bajo el pretexto de que amenazaban ruina, para expoliarlas.
Entre ellas, estaba la de San Mateo con el icono del Perpetuo Socorro.
Los agustinos no quieren separarse de él. Se acogen a una iglesia
vecina con la imagen y años más tarde, cuando les confían
Santa María de Posterula, colocan allí el milagroso
icono, no en la iglesia, dedicada ya a otra advocación mariana,
sino en el oratorio privado de la comunidad. Allí permaneció
durante muchos años desconocida del pueblo e incluso de los
mismos frailes, a excepción del H. Agustín Orsetti,
único superviviente de San Mateo. Frecuentaba el convento y
la amistad del H. Orsetti un niño, Miguel Marchi, quien muchas
veces ayudaba a misa en dicho oratorio privado. A este niño
es a quien el H. Orsetti frecuentemente le repite con misterio y ansiedad:
"Ten muy presente, Miguelito, que la imagen que está
arriba en la capilla es la Madonna de San Mateo. Que no se te olvide.
Tenlo por cierto. ¿Has comprendido, mi querido Miguelito? Era
prodigiosa". Poco después, a la muerte del H. Orsetti,
en 1855, Miguel Marchi entra en la Congregación del Santísimo
Redentor.
Un
nuevo amanecer
Todo empezó
con una predicación del P. Blosi sobre la Virgen en el grandioso
templo de los jesuitas del Gesú. Hablaba precisamente de las
imágenes marianas de la Ciudad Eterna y se refería a
la del Perpetuo Socorro, cuyo paradero entonces se ignoraba: “Fue
muy célebre en sus prodigios –decía el padre–;
pero hace ya 70 años que no ha dado señales de vida,
porque sin duda se encontrará abandonada, en cualquier lugar
privado sin culto público desprovista de aquella afluencia
de público que tuvo en siglos pasados…”.
Después de contar su historia, al recordar la voluntad de la
Virgen: "Es mi deseo ser colocada entre mi querida iglesia
de Santa María la Mayor y la de mi querido hijo adoptivo San
Juan de Letrán", añadió el P. Blosi: “Ojalá que entre mis oyentes hubiera alguno que,
conocedor de su actual paradero, avisara a quien la tiene oculta…
este expreso deseo de la Madre de Dios”. E insinuó
un deseo que se convirtió en profecía: “Quién
sabe si no se ha reservado a nuestros días el descubrimiento
de esta imagen que ha querido llamarse Perpetuo Socorro…”.
Muy pronto llegaron ecos del sermón a los redentoristas y al
P. Miguel Marchi asignado a la comunidad que se había asentado
en el Esquilino, en un terreno que correspondía justamente
al ocupado por el antiguo convento e iglesia de San Mateo. Esta circunstancia,
unida a ciertos descubrimientos que de la lectura de viejas crónicas
iban adquiriendo y, sobre todo, a la presencia en la comunidad del
antiguo Miguel Marchi, conocedor del paradero de la imagen, encendió
a los redentoristas en un vivo deseo de poseerla. Era el año
1863. Dos años más tarde el Superior general de los
redentoristas, P. Mauron, presentaba al Papa Pío IX la solicitud
del Icono para la nueva iglesia. El Papa, gran devoto de la Virgen,
accedió benévolamente a sus deseos y le dijo en la audiencia:
“Dadla a conocer a todo el mundo”. Mandato que
están cumpliendo en las cinco partes del mundo, los pregoneros
de la Virgen, que son los redentoristas.
“Pero
qué hermosa es”
El icono antes y después
de la restauración
Los redentoristas
recuperan, sí, el Icono; pero se hallaba muy deteriorado, por
su antigüedad secular y por el abandono de los últimos
años. Necesitaba una restauración urgente. Esta delicada
tarea se le confió a un experto artista polaco, Leopoldo Nowotny,
que la realizó técnicamente bien, pero sin demasiada
fidelidad al original.
Éste es el Icono que seguimos llamando original, el modelo
que se venera en la iglesia de San Alfonso de Roma y del que provienen
todas las copias repartidas por el mundo.
1. Traslado del icono a
la iglesia de San Alfonso, de los redentoristas.
2. El icono de la Virgen del Perpetuo Socorro es coronado canónicamente.
Era el
6 de abril de 1866. Una entusiasta procesión acompaña
a la Imagen en su traslado y reposición en la iglesia de San
Alfonso. La historia nos conserva varios milagros realizados por la
Virgen a su paso por las calles de Roma. La prensa local comenta el
acontecimiento y se organizan solemnísimos cultos en su honor,
con la iglesia siempre rebosante de fieles. Pocos días después
de su restauración, el mismo Papa Pío IX viene a venerar
la Imagen que él mismo había otorgado a los redentoristas.
Y cuentan que al contemplarla, exclamó emocionado: “Pero,
¡qué hermosa es, qué hermosa es!”.
El 23 de junio de 1867, a petición de los redentoristas y de
sus numerosísimos devotos, la Virgen del Perpetuo Socorro es
coronada canónicamente. La razón fue muy sencilla: porque
reunía como ninguna las condiciones para tal honor: el culto
antiquísimo de más de tres siglos y su fama de ser muy
milagrosa.
Aquí dejamos a nuestra Reina, la Virgen del Perpetuo Socorro,
en su nuevo trono de bondades, rodeada del fervor de multitudes. Ha
empezado una nueva etapa en el culto al Perpetuo Socorro, la etapa
contemporánea, en la que con pleno derecho entramos todos nosotros.
Descripción
del Icono [Ver detalles en 'Examina
el icono']
La imagen
o icono original del Perpetuo Socorro está pintado al temple
sobre madera. Mide 53 cm de alto por 41,5 cm de ancho.
Sobre un fondo de oro destacan cuatro figuras. En el centro, llenándolo
todo como protagonistas, la Virgen y el Niño; y en un lejano
segundo plano, los dos arcángeles Miguel y Rafael con los instrumentos
de la Pasión. Según costumbre oriental, cada personaje
está identificado por una inscripción griega en abreviatura.
La Virgen se nos muestra sólo de medio cuerpo y en actitud
de pie. Viste túnica de color rojo abrochada en el cuello y
un manto azul marino que la cubre desde la cabeza. Bajo el manto apunta
una cofia verde mar, que recoge y oculta sus cabellos. Tiene sobre
la frente dos estrellas. Las coronas de oro y pedrería del
Niño y de la Madre son regalos del Capítulo Vaticano
para su coronación.
El Niño Jesús descansa sobre el brazo izquierdo de su
Madre y se agarra con ambas manecitas a la mano derecha de la Virgen,
buscando protección, al contemplar los instrumentos de la Pasión
que le aguarda. Su figura es de cuerpo entero, vestido con túnica
verde, ceñida con faja roja y de su hombro derecho cuelga un
manto de color rojizo marrón. Tiene entrecruzadas las piernas
y lleva los pies calzados con simples sandalias, con la peculiaridad
que la del pie derecho queda suelta y colgando. Todo es simbolismo.
Los instrumentos que presenta San Gabriel son la cruz griega de doble
travesaño y cuatro clavos. San Miguel, la lanza y la esponja.
Ambos arcángeles ocultan sus manos que sostienen un pomo con
los símbolos de la Pasión. Los abundantes pliegues y
sombreados de las vestiduras van profusamente marcados en oro.
Con estos sencillos elementos y símbolos el inspirado artista
bizantino consiguió plasmar en este bellísimo Icono
su fe y devoción y legarnos un objeto para el culto y devoción,
rico en contenido teológico, como veremos a continuación.
Las Abreviaturas Griegas que hay escritas sobre el Icono significan:
MP OY [Meter Theou]: Madre de Dios (en los ángulos
superiores del Icono)
O AP M [O Arjanguelos Mijael]: el Arcángel
Miguel (sobre el arcángel que está a la izquierda del
quien mira).
O AP G [O Arjanguelos Gabriel]: el Arcángel
Gabriel (sobre el arcángel que está a la derecha del
que mira).
IC XC [Iesus Jristos]: Jesucristo (a la derecha de
la cabeza de Jesús Niño).
Mensaje
del Icono
Hecha la
descripción del Icono, debemos preguntarnos: ¿qué
quiere decirnos? ¿Qué mensaje pretende transmitirnos?
La interpretación general es clara. Los arcángeles Gabriel
y Miguel presentan a Jesús niño los instrumentos de
su Pasión futura. Al contemplar esta dramática visión,
el niño, en su condición de hombre mortal y pasible,
se asusta y se estremece y en un brusco movimiento busca socorro en
los brazos de su Madre, a cuya mano se aferra con fuerza. El susto
y movimiento brusco del Niño están expresados por la
contorsión de piernas, el repliegue del manto y la sandalia
desprendida.
El icono representa la realidad teológica completa de la Redención
por la Pasión Gloriosa. Los instrumentos de la Pasión
no son sólo presagio de dolor y muerte, aparecen en las manos
‘veladas’ como trofeo y símbolo de victoria lograda.
Todo Icono es espacio de culto y contemplación espiritual.
Está pintado para nosotros. Por eso la Virgen no está
mirando al Niño para consolarlo, como sería lo más
natural, sino que se sobrepone al dolor de su Hijo y al suyo propio
y endulza benignamente su rostro, para ofrecer al que la contempla
una mirada llena de acogida y de ternura y un mensaje de esperanza.
Cada detalle posee un simbolismo propio. Mirarla con amor es el mejor
método y nos ocurrirá como a un enamorado de nuestra
Imagen, que escribía: “No me canso de contemplarla,
porque cada vez que la miro siempre descubro en ella algo nuevo”.
Devoción
a la Virgen del Perpetuo Socorro
Los misioneros
redentoristas difunden la devoción a la Virgen del Perpetuo
Socorro
Desde 1866
el Icono original tiene su santuario en la iglesia de San Alfonso,
de Roma. Pero su devoción alcanza a todos los rincones del
mundo Sería casi interminable enumerar las naciones y centros
que le rinden culto especial; por eso, nos limitaremos a señalar
algunos datos más significativos:
- Es la más venerada en Rusia.
- Es considerada como símbolo de unió entre la Iglesia
Romana y las iglesias orientales separadas. Tiene sentido ecuménico.
- En Singapur, cada sábado, para hacer la Novena Perpetua,
se reúnen en su templo más de 20.000 personas en turnos
sucesivos.
- En Bombay (India) se hace la Novena 12 veces al día a causa
del gentío.
- En Baclaran (Filipinas), se reúnen los miércoles para
hacerla más de 80.000 devotos.
A España llegó la primera copia del icono en 1867, al
año de ser restaurado su culto en Roma. Se expuso en Huete
(Cuenca), primera fundación redentorista en España y
allí realizó el primer milagro, al curar de su ceguera
a un niño llamado Lucas. Hoy se la encuentra por doquier, no
sólo en las iglesias y en las casas particulares, sino en los
sitios más inverosímiles.
Bajo su advocación funcionan asociaciones como su Archicofradía
y la Visita domiciliaria, que junto con la revista Icono llevan su
presencia y sus favores a millares de hogares españoles.
En España la Virgen del Perpetuo Socorro es Patrona oficial
de entidades públicas, como Sanidad Militar, Colegios Médicos,
el Ministerio de la Gobernación, el Seguro Español,
Beneficencia Municipal de Madrid, Instituto de Previsión, Ministerio
de Hacienda…
Son millones las copias de su Icono, estampas, medallas y llaveros.
Muchas las revistas y libros sobre el Perpetuo Socorro y hasta existen
varias emisoras del mundo al servicio de su culto.
Éstos son algunos datos para conocer el alcance de la devoción
a nuestra Madre. Datos que deben animarnos también a nosotros
a quererla y honrarla siempre.
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* Las
imágenes sobre la historia del icono están extraídas
de las vidrieras de nuestro Santuario del Perpetuo
Socorro.
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