Por su carácter urbano, nuestro Santuario recobra todo su encanto cuando lo contemplamos desde las perspectivas urbanísticas que se abren a su alrededor.
El edificio forma una cruz latina en cuyos extremos se encuentran sendos rosetones enmarcados en piedra blanca y ladrillo. Ventanales góticos se distribuyen a lo largo de las fachadas.
La fachada principal, enmarcada por dos torres, se divide verticalmente en tres calles, y horizontalmente en tres cuerpos en los cuales se distribuyen de manera simétrica vanos ojivales, pilares adosados al muro... como los elementos decorativos de la misma.
En el primer cuerpo, de clara influencia gótica, se abren tres puertas adinteladas, rematadas en frontones triangulares y con una sucesión de arcos apuntados descansando sobre columnas.
En el tímpano está la imagen de Ntra. Sra. del Perpetuo Socorro que da la bienvenida a todos los peregrinos que llegan a su Santuario; sobre ésta aparece el escudo de la Congregación del Santísimo Redentor y la estatua de San Alfonso María de Ligorio, obispo de Sant’Agata dei Goti y fundador de los Misioneros Redentoristas.
En el segundo cuerpo destaca un gran rosetón enmarcando la vidriera en la que también se representa la imagen de la Virgen del Perpetuo Socorro. Este rosetón queda enmarcado por un arco ojival.
En el tercer cuerpo destacan tres vanos apuntados de diferente tamaño, siendo mayor el del centro.
Coronando la fachada principal hay una cruz que recuerda las anglosajonas típicas del prerrománico (S. VIII-X), decoradas con motivos vegetales y animales, además de escenas figuradas que muchas veces recuerdan la “cruz gloriosa”.
Toda la fachada juega con el rojo del aparejo homogéneo y el blanco de la piedra creando un bicromatismo sobrio y conjuntado.
El resto del edificio sigue los mismo elementos decorativos: pilastras adosadas al muro y vanos apuntados enmarcando las vidrieras y rosetones.
|